Los beneficios del aprovechamiento de agua de lluvia: en busca del equilibrio
Los recursos naturales siempre han sido fuente de inspiración para nuestros antepasados que vivían encontrando alternativas a la carencia de tecnología o desarrollos para sobrevivir.
Actualmente existen poblaciones indígenas que incluso continúan utilizando sistemas ancestrales de gestión de recursos naturales para su día a día. El aprovechamiento del agua de lluvia es una de las acciones más versátiles y ecológicas que nos ofrece el medio ambiente y que poco a poco nos olvidamos de poner en práctica.
El agua es el recurso natural más importante para cualquier ser vivo. Es el elemento vital que asegura el desarrollo de procesos biológicos necesarios para la proliferación de la vida en nuestro planeta. Un recurso valioso, necesario, pero que no siempre se le da la importancia merecida. Es un bien de primera necesidad que constituye más del 80% de la mayoría de organismos vivos y que protagoniza mecanismos como la fotosíntesis, fundamental para el equilibrio del ecosistema.
A pesar de conocer todos estos detalles, el ser humano ha perdido durante años la perspectiva de su auténtica dependencia de este elemento vital, convirtiéndose en mero producto de consumo.
Ahora volvemos a darnos cuenta de que, sin agua, no hay vida.
¿Cuánta agua necesitamos?
Aunque existen variaciones en el consumo de agua en función de las ubicaciones geográficas, como media el ser humano consume 1,5 litros al día de agua. Además, para cocinar necesitamos entre 6 y 8 litros y para el resto de menesteres (aseo personal, lavadoras, fregar platos, etc.) cada persona viene consumiendo más de 170 litros de agua diaria.
Agua de lluvia: el regalo del cielo
Nuestros antepasados ya tenían claro que la lluvia era un regalo y como tal la aprovechaban para diferentes usos: limpieza, alcantarillado, etc. Recoger el agua de lluvia era un proceso integrado en la vida del ser humano a lo largo y ancho de nuestro planeta, ya que con ella se procuraban soluciones en el día a día. Lavar, regar e incluso el aseo personal eran destino de aquellas gotas que se acumulaban en depósitos más o menos arcaicos para la recolección de esa agua. Los aljibes procedentes del mundo árabe son los precursores de los actuales sistemas de almacenamiento de agua de lluvia. Estos, a su vez, descienden de las monumentales cisternas que se construyeron en el Imperio Romano para depositar esa agua de lluvia, que más tarde se aprovecharía en agricultura y otros usos.
Los antiguos Mayas, por su parte, contaban con sus chultunes, aljibes propios en los que guardaban tanto agua como maíz y estaban construidos como cámaras subterráneas.
La industrialización poco a poco comenzó a provocar efectos adversos en la calidad del agua de lluvia, resultando perjudicial para el consumo humano por su contenido en elementos contaminantes nocivos para la salud.
La mayor parte de las aguas del planeta tienen contaminantes físico-químicos y bacteriológicos que impiden su ingesta directa. Fuentes de agua superficiales y subterráneas que ayer eran fiables hoy están muy contaminadas:
- Fertilizantes empleados en la agricultura,
- Sobre-explotación ganadera,
- Minería irregular,
- Falta de depuración de las aguas residuales urbanas, industriales, etc.
- Existen diversos medios de potabilización del agua, tras los que el agua se puede usar para higiene personal, pero en muchas ocasiones no para beber y cocinar.
Los actuales sistemas de potabilización hacen que incluso podamos tratar esa agua de lluvia para consumirla con todas las garantías.
Recolectar agua de lluvia: una sabia decisión.
La escasez de agua debido al calentamiento global es una realidad, y por eso aprovechar los recursos naturales de manera sostenible es la garantía para el futuro de nuestro planeta.
Por eso recolectar agua de lluvia para uso doméstico es una opción interesante especialmente cuando destinamos su uso al riego. El agua de lluvia almacenada no contiene químicos ni otros elementos nocivos para las plantas. De igual forma su uso en los sistemas de alcantarillado reduce la huella de carbono ayudándonos en el cuidado del medio ambiente.
El agua de lluvia es un agua prácticamente destilada, pero sin los minerales que son necesarios para nosotros. Además, cuando la almacenamos puede contaminarse si, por ejemplo, el depósito no está perfectamente limpio. Para potabilizar el agua de lluvia debemos contar con equipos adecuados que nos permitan eliminar impurezas y además dotar a esa agua de los minerales necesarios para que sea totalmente apta para nuestro consumo.
Es por eso que Rain of Life ha desarrollado equipos que realizan la función de recolección de agua de lluvia, que se almacena en un depósito conservándola en perfecto estado hasta su potabilización y consumo. De esta forma, tanto en hogares o pequeños comercios como en oficinas más grandes y colegios se pueden ubicar los equipos generadores atmosféricos de agua RoL50 y RoL1.000 con sus kits solares que realizan la canalización y potabilización del agua de lluvia recogida.