Guerra y agua. La incidencia de los conflictos en el acceso al agua potable
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El flujo del agua como garantía de vida y salud
Cuando una infraestructura de agua se ve afectada por ataques bélicos, el flujo del agua se detiene y comienza la proliferación de enfermedades como el cólera y la diarrea. Además, la población civil se ve obligada a desplazarse en busca de agua potable, aumentando así su riesgo de exposición al conflicto. Según expone UNICEF en su informe sobre Ataques a los servicios de agua y saneamiento en conflictos armados y los impactos en los niños, en este tipo de situaciones, es mayor la probabilidad de que los niños mueran por enfermedades hídricas que por la violencia directa.
El agua potable de buena calidad supone una garantía para quienes en estas circunstancias ven su abastecimiento mermado o destruido. Es aquí cuando los diferentes actores deben revisar sus planes de actuación y pensar en diferentes alternativas de abastecimiento, como los sistemas de extracción, condensación y potabilización de agua de Rain Of Life. Sistemas alternativos que consiguen paliar esa carencia de las poblaciones sometidas al conflicto armado.
Conflictos armados donde los ataques a servicios sanitarios y abastecimiento de agua son frecuentes
El citado informe de UNICEF se centra principalmente en cinco países afectados por conflictos armados que han documentado frecuentes ataques sistemáticos a los servicios de agua y saneamiento, así como el uso indebido de la infraestructura y la denegación de acceso para personal, que han tenido un impacto devastador en los niños: Estado de Palestina, Siria, Irak, Ucrania y Yemen.
Concretamente en Irak, En Irak, donde el grado de seguridad fuera de Bagdad es muy bajo, los partidos armados para el conflicto han aprovechado las oportunidades para controlar las infraestructuras hídricas en lugares alejados de los centros urbanos.
Además, en estos conflictos, los ataques a cualquier área de infraestructura, por ejemplo, energía pueden tener efectos devastadores sobre el agua, el saneamiento y otros servicios debido a que en muchas ocasiones el flujo del agua depende de sistemas de canalizaciones eléctricas que suponen también el centro de la diana para quienes quieren destruir a un pueblo en favor del éxito de la batalla.
Los ataques que provocan estos daños suelen ser predominantemente desde el aire (por ejemplo, ataques aéreos con grandes bombas o misiles, ataques con cohetes y drones) o desde tierra (las armas explosivas de uso común incluyen sistemas de armas de fuego indirecto como morteros, cohetes y artillería, lanzacohetes de varios cañones y ciertos tipos de dispositivos explosivos improvisados). Los ataques, además, pueden causar impactos directos en cualquier aspecto de la infraestructura, equipos o consumibles necesarios para hacer funcionar los sistemas, o en el personal que opera y administra los sistemas. Durante la guerra las partes en el conflicto interrumpen e inutilizan el agua y los servicios de saneamiento mediante el saqueo de repuestos, consumibles o combustible necesarios para mantener los sistemas en funcionamiento.
El personal humanitario a menudo corre un alto riesgo cuando trabaja en contextos afectados por conflictos. El personal puede ser herido o muerto durante el funcionamiento, mantenimiento o reparación de infraestructuras críticas de agua y saneamiento.
Ataques a las personas que operan servicios esenciales pueden ser parte de una táctica más amplia para inhabilitar o degradar la población civil. Sin duda todo suma cuando se trata de acabar con quien es considerado enemigo, aunque en el camino caigan niños o colaboradores inocentes que tratan de acabar con los desastres de la guerra.
Los niños, los grandes afectados por la carencia del agua
La Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 ya define como derecho fundamental el derecho a agua potable y saneamiento, tanto como el acceso a la comida, la atención médica y la protección. Sin embargo, la persistencia de los conflictos suponen una clara amenaza a estos derechos fundamentales.
Es por ello que UNICEF propone en esta Convención trabajar para alcanzar tres objetivos principales:
- Detener los ataques contra el personal y las infraestructuras de agua y saneamiento.
- Crear sistemas de provisión de servicios de agua y saneamiento de buena calidad de manera sostenida durante emergencias.
- Combinar respuestas humanitarias que salven vidas con el desarrollo de sistemas de agua y saneamiento sostenibles para todos.
Para ello, es necesario crear sistemas que puedan garantizar el derecho a agua y saneamiento adecuados y prevenir los brotes de enfermedades. Además, esto requiere que las organizaciones humanitarias y de desarrollo colaboren desde el principio para establecer sistemas resilientes.