La sequía: un problema global al que atender de forma urgente
En España nos enfrentamos a uno de los tres años hidrológicos más secos desde 1961. Nuestras cosechas sufren los avatares de la falta de agua mientras miramos al cielo y vemos las noticias deseando que, cuanto antes, la climatología nos dé una tregua para recuperar el agua de nuestros embalses. “Hay sequía” es lo que escuchamos cuando se habla de este preocupante tema. Pero ¿sabemos realmente a qué tipo de sequía nos estamos enfrentando?
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Tipos de sequía
La sequía se puede definir, de forma general, como una condición natural que se da en una determinada región, ante la ausencia de períodos de lluvia, o cuando estos son muy cortos. Esto provoca un impacto de gran importancia en el hábitat y condiciones climáticas del entorno, llegando incluso a ser incompatible con la vida.
Pero hay una gran variedad de tipos de sequía:
Sequía meteorológica: es la que se genera cuando hay una escasez continuada de precipitaciones. Se origina debido a un comportamiento global del sistema atmosférico, donde influyen tanto factores naturales como los provocados por la acción humana, por ejemplo, la deforestación o el incremento de los gases de efecto invernadero. Este tipo de sequía está vinculada a una región en concreto donde se dan estas circunstancias meteorológicas.
Sequía hidrológica: Es la disminución en las disponibilidades de aguas superficiales y/o subterráneas en un área determinada durante un plazo temporal dado, en comparación con los valores históricos. Esta sequía hidrológica puede provocar la insatisfacción completa de la demanda de agua.
Sequía agrícola: Es el déficit de humedad para satisfacer las necesidades de un cultivo en un lugar y en una época determinada. En los cultivos de secano va ligada a la sequía meteorológica, mientras que en los de regadío está más vinculada a la sequía hidrológica.
Sequía socioeconómica:esla afección de la escasez de agua a las personas y a la actividad económica como consecuencia de cualquiera de los tipos de sequía.
Causas del problema de falta de agua
Aunque entendemos claramente la sequía como un fenómeno asociado al cambio climático y al calentamiento global, lo cierto es que conviene identificar los ciclos de sequía meteorológica con fenómenos recientes. Así, la actual situación de sequía que sufrimos en nuestro país y en otras zonas del planeta, parece estar claramente relacionada con el fenómeno La Niña, un enfriamiento anómalo de las aguas del Océano Pacífico. Es la conclusión a la que llegan expertos como Juan Jesús González, físico, investigador en dinámica atmosférica y portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Según sus propias declaraciones, el actual periodo de sequía al que nos enfrentamos es la consecuencia de un bloqueo anticiclónico que provoca la falta de lluvias sostenidas en el tiempo.
Además, otro claro indicador es la fuerte oscilación térmica que venimos sufriendo al final del invierno. Diferencias térmicas de más de 25ºC entre máxima y mínima que nos han llevado a vivir un “invierno veraniego” en algunos puntos del país.
Otras zonas del mundo también están sufriendo estas consecuencias, incluso de manera más notable que en España. Así, el oeste de EEUU, Latinoamérica y Marruecos, afrontan su peor época de sequía de los últimos 30 años.
El calentamiento global, el responsable último
Pero no nos engañemos. El calentamiento global es, sin duda, el causante de estas alteraciones en la pluviometría y en el incremento térmico del planeta. Esto es una realidad que los expertos responsables del IPCC (Panel Internacional de expertos en Cambio Climático) subrayan en todos sus informes. En ellos indican que de mantenerse los niveles globales de emisión de gases con efecto invernadero, las olas de calor que azotan nuestros países pasarían a ser anuales.
Buena parte de las praderas submarinas podrían desaparecer hacia la mitad de este siglo, llevándose con ellas la rica biodiversidad que albergan. También sufriremos más incendios, pérdidas de cosechas y superficie agrícola. Y por supuesto, el acceso al agua potable a nivel mundial se verá drásticamente afectado. Esto es debido a que el aumento de la demanda sin la renovación de los acuíferos por la sequía podría agotar las reservas de agua en las zonas más pobladas del planeta.
Estos expertos también indican que la situación podría no sería tan devastadora si se cambian drásticamente nuestros hábitos de consumo. Cambios que conduzcan a una importante reducción de la emisión de gases de efecto invernadero.