Las olas de calor y su relación con el cambio climático
Son muchos los lugares en los que se sufre de altas temperaturas durante toda la época estival. De hecho, el calor puede ser realmente extremo durante varios días, semanas o incluso meses. A este fenómeno se le conoce como ola de calor, y tiene consecuencias muy importantes sobre la salud, el clima y el medio ambiente.
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¿Qué es una ola de calor?
Una ola de calor es un episodio con temperaturas anormalmente altas que se mantiene en el tiempo durante varios días, semanas o meses, afectando a una buena parte de la geografía de un país. En cuanto a la duración, no hay consenso sobre durante cuántos días se ha de prolongar este episodio para poder ser considerado como ola de calor. Además, los criterios dependerán de cada país.
En España se considera que se está produciendo una ola de calor cuando se registran temperaturas extremadamente altas[1] en el 10% de las estaciones meteorológicas durante, al menos, 3 días seguidos. Sin embargo, en Estados Unidos se considerará que se está produciendo este episodio meteorológico cuando las temperaturas superen los 32,2 grados durante, al menos, 3 días.
[1] Por encima del percentil 95 de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto.
¿Cuándo se producen las olas de calor?
La gran mayoría de las veces, las olas de calor tienen lugar durante el periodo canicular, lo cual suele coincidir con la temporada de verano. La canícula es el periodo más caluroso del año, el cual suele coincidir con el verano, en concreto entre el 15 de julio y el 15 de agosto.
Esto es así porque, a medida que avanza el verano, el agua del océano y el suelo terrestre se calientan, y por eso las temperaturas más altas suelen darse en mitad del verano. En cualquier caso, estas fechas son orientativas, ya que dependerá del lugar
¿Qué relación tienen las olas de calor con el cambio climático?
El 9 de agosto del año 2021 se publicó el Sexto Informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change). En este documento se llega a la conclusión de que el cambio climático es un problema presente y que la temperatura media del planeta ha subido 1,1 °C desde la era preindustrial. El cambio en el clima afecta a todo el mundo y su proceso está siendo rápido e intenso, por lo que es preciso actuar cuanto antes.
De acuerdo con los expertos de la Organización Meteorológica Mundial, estas olas de calor, cada vez más intensas y más duraderas, llevan la firma del cambio climático que la actuación de la humanidad está provocando. Asimismo, los expertos alertan de que, de seguir aumentado las emisiones de gases de efecto invernadero, a mediados del siglo XXI las temperaturas habrán aumentado 4,5 °C. No obstante, la subida de la temperatura en algunos puntos del planeta tiene devastadoras consecuencias. Así pues, las altas temperaturas migran de Europa y África hacia el norte del globo, provocando lo que conocemos como el deshielo de los polos. Este fenómeno, catalogado ya por expertos internacionales como irreversible, tiene su punto de referencia en la Antártida, donde más se manifiesta el aumento del nivel del mar como consecuencia de este deshielo.
La acción del hombre en el cambio climático
Teniendo en cuenta todos estos datos, resulta evidente que las olas de calor no son sino la consecuencia del aumento de las temperaturas terrestres por la concentración de gases de efecto invernadero.
Además, el Quinto Informe de Evaluación del IPCC estableció que, con una gran probabilidad, la evolución de nuestra sociedad ha contribuido de forma negativa a estos cambios. El IPCC ha estudiado también los riesgos para la salud relacionados con el aumento de las temperaturas. Sin duda el cambio climático afecta negativamente a la seguridad alimentaria, al crecimiento económico y al suministro de agua, entre otros factores.
Ola de calor y consecuencias hidrológicas
Los períodos de altas temperaturas no hacen sino empeorar las situaciones más vulnerables respecto del suministro de agua potable en determinados lugares del mundo. Según un documento de la Universidad de California, publicado en ‘Nature Sustainability’, casi una quinta parte de la población mundial vive en una cuenca de agua sobreexplotada. El 10 por ciento superior de las cuencas hidrográficas más estresadas abastece a cerca del 19 por ciento de la población mundial, al 19 por ciento de la generación de electricidad térmica y a un tercio de la producción agrícola de regadío.
Además, los investigadores descubrieron una disminución significativa de la calidad del agua en las regiones más afectadas por el estrés hídrico durante el período de estudio de 37 años. Esta falta de calidad, que afecta especialmente al agua potable, podría verse compensada mediante la aplicación de nuevas técnicas y tecnologías, como puede ser la utilización de Generadores Atmosféricos de Agua, entre otros.
En definitiva, las olas de calor suponen una realidad que trae consigo devastadoras consecuencias para el planeta. Empeoramiento de la salud, aumento de la mortalidad (sobre todo en las personas más vulnerables como ancianos, niños y personas con alguna enfermedad), como también los incendios forestales, el aumento del consumo eléctrico y del agua, son sólo algunas de las más graves consecuencias de este fenómeno contra el que debemos seguir luchando cada día.